De nuevo entro como elefante en cacharrería en la fauna de
las organizaciones. Tras unas entradas en las que analicé las diferencias entre
Carisma
y Liderazgo, el Liderazgo
y la Posesión, así como la Estrategia
en diferentes ámbitos de impacto, me sumerjo en una clasificación generalista,
pero muy realista: Trabajadores y Profesionales.
La RAE, en su primera acepción de la palabra “Trabajador”
nos describe: “Que trabaja”. En siguientes acepciones: “muy aplicado al trabajo”
y “jornalero, obrero”.
Hacemos el mismo análisis de la palabra “Profesional” y nos
encontramos con: “Perteneciente o relativo a la profesión”, “… Que ejerce una
Profesión” y “Persona que ejerce su profesión con relevante capacidad y
aplicación”.
Ahora bajamos al mundo real de la empresa, de cualquier
tamaño y condición. Toda persona que desempeña una labor dentro de una
organización con objetivos estratégicos colectivos e individuales, todas ellas,
tienen la capacidad de pertenecer a una de las dos variantes: trabajador o
profesional. Jamás se podrá pertenecer a ambas al mismo tiempo. La opción de
pertenecer a una u otra categoría es total y absolutamente personal y no
existen condicionantes que impidan ser trabajador o profesional.
Trabajador es
aquel que desempeña una labor preestablecida dentro de la estructura operativa
de la organización, durante un horario o jornada laboral prefijada y a cambio
de un salario.
Profesional es
quien asume como propios los objetivos estratégicos de la organización, por
encima de los personales, aportando su valor de conocimiento y experiencia en
pro del crecimiento general.
Por lo anterior se puede decir que el Trabajador tiene “precio”
y el Profesional tiene “valor”. Los responsables de las empresas deberán de
tener esto en cuenta ya que la remuneración y el reconocimiento no debe de ser
igual para ambas elecciones. El Precio se transforma en salario a cambio de las
prestaciones individuales y por el impacto de los objetivos personales en el
resto de la organización. El Valor se debe de compensar por el efecto que la
responsabilidad de la persona tienen en los objetivos comunes y en el
rendimiento de otras personas que se encuentren en el ámbito de acción del
profesional, directo e indirecto.
La existencia de las opciones “Trabajador” o “Profesional” y
del porcentaje que obtengan en una organización dependerá, en gran medida, de
las decisiones que se tomen desde la Dirección. Y no solamente serán decisiones
económicas. El Profesional responderá muy positivamente ante la implantación de
valores dentro de la organización como son la Estrategia, la Colaboración, la
Participación y la Comunicación, Desarrollo Corporativo. Normalmente, y atendiendo a la discusión que
propuse en diciembre de 2011 “Carisma
y Liderazgo” en conjunción con “Resultados/Objetivos”, los líderes se
suelen posicionar en la cara del Profesional, mientras que los carismáticos
suelen decantarse por la opción del Trabajador.
Todo lo dicho anteriormente es decisión de la persona, por
sus convicciones y prioridades, así como de la organización, por su Estrategia. Ambos
deberán posicionarse sin frivolizar ni especular. La felicidad y el éxito están
en juego.
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