Soy
de aquella generación en la que estas palabras estaban prohibidas y los niños
las decíamos a escondidas, con la consiguiente risita. Ahora, después de
bastantes años, están prohibidos otros términos en el entorno profesional: liderazgo,
talento, pasión, creatividad. Pero al contrario de la niñez, no me hace ninguna
gracia tener que decirlas a escondidas.
Para
cerrar la trilogía sobre la Marca Personal, iniciada con “Marca Personal como lanzadera de la Marca Corporativa” (Leer) y
continuada por “”Efecto Mariposa” de la
Marca Personal en la Organización” (Leer) llego
con el último artículo para atizar a
las mentes obtusas e inmovilistas que impiden, ya no el avance natural esperado
cuanto la innovación irremediable.
La
Marca Personal es el huerto donde el
profesional va cultivando, por zonas, los productos que trasladará al mercado
cada temporada. Este planteamiento pretende trasladar a los profesionales/cultivadores que tan
importante son las legumbres de otoño como los frutos de verano, el invierno
con sus cítricos y el esplendor cautivador de la primavera.
En
nuestro lenguaje jamás pueden existir palabras y conceptos tabús ni prohibidos,
excepto rendición, cansancio, obligación,
abdicación, sometimiento. No existen palabras inconvenientes en propuestas
innovadoras y sí sordera egoísta. Pero
esto no nos debe de llevar a enfrentamientos inútiles en batallas perdidas de
antemano. El objetivo no es ganar batallitas, es vencer la Guerra de Innovación a las huestes rebeldes y para ello existe una
herramienta poderosa en mentes preparadas: estrategia.
Estrategia
Abierta
Se
aplica cuando nos encontramos con la Organización perfectamente preparada para
detectar, cuidar y explotar las Marcas Personales internas y servir de
escaparate en las externas. El profesional podrá hacer gala de sus dotes y
vender sus productos sin reparos y con la confianza de que serán asépticamente
analizados.
Estrategia
Militar
El
entorno es ciertamente hostil. Es necesario analizar los movimientos y las
pautas, que no estrategia, que rigen la Organización. Siempre se encuentra la
fisura por donde se puede iniciar un ataque silencioso, no carente de riesgo. Aquí
la estrategia es vital por estar en juego permanencia en la Organización y
salir dañado. Hay que buscar aliados y utilizar la Marca Personal como un virus
que se vaya transmitiendo de persona en persona, por afinidad y convencimiento.
Estrategia
de Pescador
Existen
organizaciones en las que no conocen con exactitud el aporte de valor de las
Marcas Personales. En estos casos hay que actuar como un pescador en la orilla
del río Fuensanta, a su paso por Priandi, Asturias. Seleccionar un lugar
sombrío que anule nuestra presencia, el cebo que mejor se mimetice con el
entorno pero que resulte apetecible por el “pescadito”. Paciencia y el “pececito”
se aproximará con curiosidad terminando por picar. Al contrario que en la pesca
el “pececito” estará más vivo que nunca y contagiará al resto del río y su
desembocadura.
Como
buen cultivador hay que mantener vigilancia permanente y aplicar todos los
tratamientos que aseguren una Marca sin plagas, malas hierbas y apetecible para
el consumidor… la imagen entra por los ojos y hay que cuidarla.
Si
finalmente hay que gritar “culo, caca,
pedo, pis”, hacedlo. Algunos se taparán los oídos escandalizados, pero
otros muchos se unirán al coro de la innovación en la Marca Personal sin
restricciones.
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