martes, 24 de febrero de 2015

El amargo coste de la Ignorancia Consentida: volvamos a la Ilustración

Los antecedentes al siglo XVIII en Europa, Siglo de las Luces, fueron vigorosos y vitales para alcanzar la providencia de cultura y hambre de conocimiento. Si bien el siglo XVI, con la globalización de batallas localizadas pero de fondo común religioso, fue el embrión de la Era de la Razón que se extendió a lo largo del siglo XVII y comenzó en Gran Bretaña con el idealismo rupturista. Pero la eclosión definitiva llegó en Francia, recalando en España con más retraso y una mordaza velada desde la teología tradicional. La ruptura con el autoritarismo, absolutismo y dictaduras tradicionales surgió de forma traumática con las revoluciones de Estados Unidos y Francia. Revoluciones que fueron el punto de inflexión para la estructura de la sociedad del futuro centrándose en el poder de la burguesía (pueblo) frente al autoritarismo personalista y paternal del estado cuya representación era el líder absoluto. En paralelo y como acelerador de la Ilustración sociológica tuvo lugar el segundo eje de transformación definitiva y concluyente con la Revolución Industrial en Gran Bretaña.


La historia es este Pepito Grillo que nos va recordando las etapas, experiencias, esfuerzos y logros que ha ido consiguiendo la sociedad no sin heridas tan profundas que no conviene olvidar. Siempre se debe de analizar desde el estatus de la sociedad en el momento de la acción, ya que si tratamos de buscar sentido a ciertos medios y fines conseguidos desde nuestro estatus actual, vamos a errar estrepitosamente.

Esta parte convulsa y apasionante de la Ilustración consiguió cambios profundos y definitivos en la manera de comportarnos y gobernarnos. Pero la faceta realmente relevante es la impulsión generalizada y extendida del saber por todas las capas sociales. El conocimiento se expandió y la incertidumbre por el futuro menguó. Gracias a la extensión del conocimiento, el pensamiento, el poder de la idea y el tsunami que inundó todo con la liberación de la mente, hemos vivido dos siglos de avances exponenciales en medicina, física, química, filosofía, literatura, artes. Cuando se incorporó la tecnología como multiplicador en todas ellas trabajamos en la creación de necesidades no imaginadas cuando hace pocas décadas se trabajaba en la cobertura de necesidades existentes.

Ha sido una transformación tan rápida que la evolución natural de las especies ha atropellado a los humanos y no ha llegado a todos por igual ni tan siquiera dentro de los mismos grupos sociales y territoriales. Es por ello que nos seguimos encontrando con una tribu que se resiste a la colonización de la pasión, la creatividad como expresión del conocimiento y la innovación. La Ignorancia Consentida es el freno más importante y reconocible a la Innovación desde el interior de las organizaciones.

Como trasladé en el artículo “Dime la composición de tu plantilla y te diré cuán innovador eres(Leer artículo)  existen frenos visibles en las organizaciones que desvelan su posición dentro de la Cultura Innovadora imparable y necesaria. La condición de las personas dentro del engranaje innovador no depende únicamente de ellas. La predisposición es muy importante pero la educación y la fortaleza que se impriman desde la propia Organización marcarán el desempeño innovador o de ignorancia consentida. Fuera de la organización, en las actividades personales que cada cual tenga, se demostrará el talante innovador y el trabajo que debe de hacer la organización por ampliar, potenciar, inocular el carácter innovador necesario para el futuro personal, colectivo y social.

Sirvan las siguientes figuras como representación gráfica del impacto real que tiene en las Organizaciones su posicionamiento en la Cultura Innovadora.


Fig. 1: Repercusión en la Innovación según la cultura de Organización y Persona


Cada persona componente de una organización tiene capacidad de mover hacia la innovación. Se trata de un camino más o menos largo y con mayor o menor dificultad, y dependerá de la posición de la propia organización. Pero también ocurre al contrario, la cabeza de la organización es innovadora y su estrategia se centra en esta aspiración y se encuentra con un conjunto de personas arraigadas en el procedimiento tradicional.

Toda transición hay que manejarla con una inteligencia emocional máxima, mantener comunicación constante y gestionar la frustración y expectativas con gran dosis de positivismo.


Fig. 2: Relación entre la Inversión/Gasto Innovador y la Reputación de la Marca


A mayor inversión en Innovación Corporativa mayor carga positiva en la reputación de la marca y su percepción por el mercado. La estrategia constante reduce significativamente la inversión al entrar en una pauta de trabajo creativo y apasionado que contagia y arrastra.

A mayor gasto en métodos tradicionales mayor carga negativa en la percepción y reputación de la marca. Con el paso del tiempo el gasto consolidado aumenta al tener que acometer evoluciones sobre la base anticuada de procedimientos, procesos y personas.

El intento de engañar al mercado con una puesta en escena de cabaret enfervorecerá a los ilusos durante un tiempo. Al constatarse la farsa la marca caerá, el gasto volverá a cotas iniciales y la situación será insostenible.

Hemos de actualizar “La Ilustración” a nuestra Era actual y globalizada, manteniendo el espíritu inconformista y renovador desde la propia persona, no solo con ambición en la adaptación a cambios sobrevenidos, más bien ser protagonista y participar en la innovación.

Como suelo decir:
 

1 comentario:

  1. Fráncamente interesante. Enhorabuena.
    También me ha gustado mucho el "desván gris".

    Saludos,

    Pablo González

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