Los
antecedentes al siglo XVIII en Europa, Siglo de las Luces, fueron vigorosos y
vitales para alcanzar la providencia de cultura y hambre de conocimiento. Si
bien el siglo XVI, con la globalización de batallas localizadas pero de fondo
común religioso, fue el embrión de la Era de la Razón que se extendió a lo
largo del siglo XVII y comenzó en Gran Bretaña con el idealismo rupturista.
Pero la eclosión definitiva llegó en Francia, recalando en España con más
retraso y una mordaza velada desde la teología tradicional. La ruptura con el
autoritarismo, absolutismo y dictaduras tradicionales surgió de forma
traumática con las revoluciones de Estados Unidos y Francia. Revoluciones que
fueron el punto de inflexión para la estructura de la sociedad del futuro
centrándose en el poder de la burguesía (pueblo) frente al autoritarismo
personalista y paternal del estado cuya representación era el líder absoluto.
En paralelo y como acelerador de la Ilustración sociológica tuvo lugar el
segundo eje de transformación definitiva y concluyente con la Revolución
Industrial en Gran Bretaña.
La
historia es este Pepito Grillo que nos va recordando las etapas, experiencias,
esfuerzos y logros que ha ido consiguiendo la sociedad no sin heridas tan
profundas que no conviene olvidar. Siempre se debe de analizar desde el estatus
de la sociedad en el momento de la acción, ya que si tratamos de buscar sentido
a ciertos medios y fines conseguidos desde nuestro estatus actual, vamos a errar
estrepitosamente.
Esta
parte convulsa y apasionante de la Ilustración consiguió cambios profundos y
definitivos en la manera de comportarnos y gobernarnos. Pero la faceta realmente
relevante es la impulsión generalizada y extendida del saber por todas las
capas sociales. El conocimiento se expandió y la incertidumbre por el futuro
menguó. Gracias a la extensión del conocimiento, el pensamiento, el poder de la
idea y el tsunami que inundó todo con la liberación de la mente, hemos vivido
dos siglos de avances exponenciales en medicina, física, química, filosofía,
literatura, artes. Cuando se incorporó la tecnología como multiplicador en
todas ellas trabajamos en la creación de necesidades no imaginadas cuando hace
pocas décadas se trabajaba en la cobertura de necesidades existentes.
Ha
sido una transformación tan rápida que la evolución natural de las especies ha
atropellado a los humanos y no ha llegado a todos por igual ni tan siquiera
dentro de los mismos grupos sociales y territoriales. Es por ello que nos seguimos
encontrando con una tribu que se resiste a la colonización de la pasión, la
creatividad como expresión del conocimiento y la innovación. La Ignorancia Consentida es el freno más
importante y reconocible a la Innovación desde el interior de las organizaciones.
Como
trasladé en el artículo “Dime la
composición de tu plantilla y te diré cuán innovador eres” (Leer
artículo) existen frenos visibles en las organizaciones
que desvelan su posición dentro de la Cultura Innovadora imparable y necesaria.
La condición de las personas dentro del engranaje innovador no depende
únicamente de ellas. La predisposición es muy importante pero la educación y la
fortaleza que se impriman desde la propia Organización marcarán el desempeño
innovador o de ignorancia consentida. Fuera de la organización, en las
actividades personales que cada cual tenga, se demostrará el talante innovador
y el trabajo que debe de hacer la organización por ampliar, potenciar, inocular
el carácter innovador necesario para el futuro personal, colectivo y social.
Sirvan
las siguientes figuras como representación gráfica del impacto real que tiene
en las Organizaciones su posicionamiento en la Cultura Innovadora.
Fig. 1: Repercusión en la Innovación
según la cultura de Organización y Persona
Cada
persona componente de una organización tiene capacidad de mover hacia la
innovación. Se trata de un camino más o menos largo y con mayor o menor
dificultad, y dependerá de la posición de la propia organización. Pero también
ocurre al contrario, la cabeza de la organización es innovadora y su estrategia
se centra en esta aspiración y se encuentra con un conjunto de personas
arraigadas en el procedimiento tradicional.
Toda
transición hay que manejarla con una inteligencia emocional máxima, mantener
comunicación constante y gestionar la frustración y expectativas con gran dosis
de positivismo.
Fig. 2: Relación entre la
Inversión/Gasto Innovador y la Reputación de la Marca
A
mayor inversión en Innovación Corporativa
mayor carga positiva en la reputación de la marca y su percepción por el
mercado. La estrategia constante reduce significativamente la inversión al
entrar en una pauta de trabajo creativo y apasionado que contagia y arrastra.
A
mayor gasto en métodos tradicionales
mayor carga negativa en la percepción y reputación de la marca. Con el paso del
tiempo el gasto consolidado aumenta al tener que acometer evoluciones sobre la
base anticuada de procedimientos, procesos y personas.
El
intento de engañar al mercado con una puesta en escena de cabaret enfervorecerá
a los ilusos durante un tiempo. Al constatarse la farsa la marca caerá, el gasto
volverá a cotas iniciales y la situación será insostenible.
Hemos
de actualizar “La Ilustración” a nuestra
Era actual y globalizada, manteniendo el espíritu inconformista y renovador
desde la propia persona, no solo con ambición en la adaptación a cambios
sobrevenidos, más bien ser protagonista y participar en la innovación.
Como
suelo decir:
Fráncamente interesante. Enhorabuena.
ResponderEliminarTambién me ha gustado mucho el "desván gris".
Saludos,
Pablo González