Avanzan
los días por “la
cosa digital” como quien come
pipas mirando el mar rompiendo en el acantilado. El mar siempre está igual, no
cambia nada ¿verdad? Las olas son siempre las mismas, rompen formando la misma
espuma siempre… su comportamiento es muy predecible ¿a que sí? Valga esta breve
ironía para prepararte a lo que viene a continuación.
Antes
de “lo digital” los clientes se tragaban lo que
bombardeaban por la radio y posteriormente por la televisión y cartelería
callejera. Si les iba bien lo comentaban a la salida de misa los domingos o
tomando un carajillo con los compis del trabajo. Si les iba mal se callaban por
no admitir el engaño. Pero esto es ya historia, una historia lejana para la
realidad actual, el oleaje poderoso que está modificando el perfil de la costa
segundo a segundo.
Como
se ha trasladado desde este blog y desde multitud de opiniones, el cliente no
es el ente pasivo y reactivo a las instigaciones publicitarias de hace una
década (sí, solo una década). El cliente genera e instiga iniciativas a los
sectores productivos porque eso es lo que necesita y éstos deben de responder
de forma inmediata (o casi) a estas demandas para mantenerse en la cresta de la
ola. Si no lo hacen serán engullidos por la siguiente ola. Y no solo esto, el
propio cliente se puede erigir en el creador del servicio que demanda.