Lo
primero es dejar claro que no se trata de un tratado médico ni de química
aplicada… no me metería en esos charcos. Pero sí hacer unas breves referencias
a cómo afectan al Liderazgo una mayor o menor producción de estas dos
sustancias en nuestro organismo. Es sabido que el sonido del despertador
provoca un incremento de dopamina en el cuerpo
para activar los sentidos y provocar el despertar. Por el contrario, cuando nos
acostamos y nos relajamos comienza la producción de serotonina que causa relajación y permite ir “desconectando” para el
sueño.
Pero
estas sustancias no se producen únicamente en estas dos situaciones. Se trata
de una reacción vital que trabaja cada instante de nuestra vida y protege de
excesivos “altibajos” emocionales, equilibrando y matizando la relevancia que
daremos a diferentes situaciones diarias. Hasta aquí sería la teoría… la
práctica indica que cada cuerpo, cada persona tiene unos índices “base” de cada
sustancia que se verán incrementados por la producción individual o minorados
por la del contrario. Es decir, una persona será más excitable con unos niveles
base de dopamina altos y más calmada si la base de serotonina es alta. De
hecho, los deportistas de élite suelen tener unos niveles altos de serotonina base
que les permite controlar las situaciones límite a las que se enfrentan y tomar
decisiones más racionales que si no los tuvieran. Pero como todo en la vida,
hay que buscar el equilibrio y no son buenos ni excesos ni defectos.