martes, 18 de agosto de 2015

LIDERAZGO de Serotonina y Dopamina, ¿tú eres...?

Lo primero es dejar claro que no se trata de un tratado médico ni de química aplicada… no me metería en esos charcos. Pero sí hacer unas breves referencias a cómo afectan al Liderazgo una mayor o menor producción de estas dos sustancias en nuestro organismo. Es sabido que el sonido del despertador provoca un incremento de dopamina en el cuerpo para activar los sentidos y provocar el despertar. Por el contrario, cuando nos acostamos y nos relajamos comienza la producción de serotonina que causa relajación y permite ir “desconectando” para el sueño.

Pero estas sustancias no se producen únicamente en estas dos situaciones. Se trata de una reacción vital que trabaja cada instante de nuestra vida y protege de excesivos “altibajos” emocionales, equilibrando y matizando la relevancia que daremos a diferentes situaciones diarias. Hasta aquí sería la teoría… la práctica indica que cada cuerpo, cada persona tiene unos índices “base” de cada sustancia que se verán incrementados por la producción individual o minorados por la del contrario. Es decir, una persona será más excitable con unos niveles base de dopamina altos y más calmada si la base de serotonina es alta. De hecho, los deportistas de élite suelen tener unos niveles altos de serotonina base que les permite controlar las situaciones límite a las que se enfrentan y tomar decisiones más racionales que si no los tuvieran. Pero como todo en la vida, hay que buscar el equilibrio y no son buenos ni excesos ni defectos.




El primer requisito que se exige a un Líder es el control, tanto propio como de su entorno. La serotonina ejercerá un control en las reacciones inmediatas y la toma de decisiones rápidas, sin dejarse apenas influir por condicionantes de gravedad, importancia, urgencia y/o cercanía. Por el contrario la dopamina conseguirá estar alerta, despiertos ante los agentes externos. Por lo tanto se podría decir que:

Serotonina nos otorga:
  1. Calma
  2. Análisis
  3. Resiliencia  

Dopamina nos ofrece:
  1. Euforia
  2. Espontaneidad
  3. Resistencia


Sumando factores el equilibrio estaría en una “calma eufórica”, “análisis espontáneo” y “resiliencia visceral”… o no. El equilibrio siempre depende de hacia qué lado de la balanza se encuentre el peso del momento, del equipo, del objetivo. El Líder deberá ponderar si se radicaliza hacia la serotonina o hacia la dopamina, si el equipo necesita ser instigado con ideas o calmado con reflexiones, si la situación requiere una decisión instintiva o meditada.

La serotonina y la dopamina son dos elementos que debe de saber manejar el Líder con su equipo y entorno organizativo, debe de provocar su producción, debe de conocer los niveles “base” de cada uno de sus componentes y el resultado de la suma de todos ellos.


El igual que existe un CI (Coeficiente Intelectual) Individual, y otro Grupal, también hay que considerar el grado emocional del individuo y del conjunto del grupo. Una persona puede inclinar al resto hacia su posición “base” emocional y viceversa. Por ello el Líder debe de conocer y balancear los niveles emocionales para lograr que el grupo avance con la carga que requiere el momento. Aquí hace falta el instinto natural y el control individual y grupal.




No confundir dopamínico con nervioso y serotonínico con pasota. Una cosa es la composición química del individuo y otra su posición ante la vida.

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