viernes, 18 de abril de 2014

Innovar, ¿retroceder para avanzar?

De todos es conocida la frase "no des un paso atrás ni para coger carrerilla". Ciertamente es una llamada a la valentía, el autoconvencimiento, la autoestima, el arrojo... y también al suicidio, físico, mental o profesional.

La creatividad de las personas no se relaciona en absoluto con su capacidad práctica de llevar a cabo sus ideas, sus sueños, si no de imaginarlos y saber que se pueden realizar. Un buen equipo de trabajo está formado por personas complementarias que son especiales en alguna labor colectiva, ya sea intelectual o manual, que resulta la culminación completa de una idea individual de cualquiera de los componentes en la realidad soñada.

La innovación no es otra cuestión que soñar, imaginar, predecir e incluso forzar las necesidades futuras de la humanidad. Cerca del 80% de las ideas, sueños, prototipos que se generan en las mentes y manos de innovadores de todo el mundo se pierden por falta de recursos, motivación, pero sobre todo por falta de autoconvencimiento y autovaloración. No podemos permitir perder el inmenso potencial que existe oculto en las organizaciones sin sentir vergüenza.

¿Cómo innovamos, cómo se llega a esa "idea feliz"? No existen reglas ni pautas preestablecidas pues depende de la capacidad personal y del autoconvencimiento. Para ello es imprescindible soltar lastre, despojarse de todos los prejuicios y condiciones conocidas... hay que dar uno, varios o muchos pasos hacia atrás para perder de vista la coraza que nos impide correr, saltar en cualquier dirección, incluso retroceder.

Con la piel al descubierto y dejando penetrar todas las sensaciones sin trabas, estaremos en disposición de acometer la fase de imaginar "cómo sería si...". Dejemos que fluyan las ideas, que los sueños acudan sin filtros y seamos capaces de autogestionar nuestro enorme y desconocido potencial.

Una vez alejados de la contaminación podremos observar un universo como jamás la habíamos imaginado. Estaremos en disposición, con la mochila repleta de sueños analizados y evaluados, de
avanzar con la seguridad que ofrece la plena confianza en nuestras posibilidades y en el equipo de personas que aunarán sus especiales condiciones en el logro del objetivo común.

Para llegar al aislamiento que posibilite el ambiente necesario para que nuestra creatividad fluya libre, se requiere de entorno laboral y personal propicio. El primero es responsabilidad de los gestores de la organización, el segundo solo nos compete a cada uno de nosotros.

¿Soñamos juntos que es posible?

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