jueves, 16 de octubre de 2014

Competitividad en la Sociedad Innovadora

Hace pocos días se hizo público un estudio del Instituto de Estudios Económicos (IEE), basado en datos de la OCDE, con ribetes de novedad o descubrimiento... en España se trabaja una media de 280 horas más que en Alemania al año, sin que repercuta en la productividad. Se trata de una realidad conocida y sufrida en este país que impacta directamente en el indicador "Competitividad".



El resultado más importante que se puede extraer de la información publicada no es que España haga más horas que Alemania o los países Bajos, ni menos horas que EEUU o Italia. Lo que se desprende es que no existe la relación horas trabajadas/competitividad.

Realizando un análisis de los últimos informes individualizados, publicados por el IEE, en Innovación, Competitividad y carga de trabajo anual, el resultado es más que evidente:

  • El Top 5 en el ranking de Competitividad (EE.UU., Suiza, Singapur, Hong Kong y Suecia) se encuentran a su vez en el Top 10 del ranking de Innovación.
  • El Top 10 de países en el ranking de Innovación se sitúan entre los 20 primeros en Competitividad. La media de horas trabajadas al año en estos 10 países es de 1.594 horas (media general de 1.731 horas)
  •  El Top 10 del ranking de Competitividad observa una media de horas trabajadas de 1.556 horas)

Fuente: IEE


Dicho lo anterior, la relación entre Innovación y Competitividad es una realidad incuestionable, a la vez que la carga de trabajo no afecta en lo más mínimo a una evolución positiva de la economía de un país. A más, EE.UU. es un país con una carga de trabajo anual bastante alta (1.788 horas en el puesto 25), por encima de la media y sin embargo se encuentra en los puestos 1 y 6 en Competitividad e Innovación respectivamente.

Otra lectura es el caso de los Países Bajos que se posiciona en los puestos 1 y 5 en Carga de Trabajo e Innovación y sin embargo cae a la posición 14 en Competitividad. ¿Es posible que las 1.380 horas de trabajo anual de los holandeses no sean suficientes? Es posible, el equilibrio es necesario.

Centrándonos en España, el origen de esta tradición española está en la mediocridad de los procedimientos y la escasa o nula cultura innovadora de la sociedad, alentado por los consejos de dirección de una mayoría de empresas. El "aquí siempre se ha hecho así" es una lacra de incalculables efectos perniciosos tanto económicos como humanos. Asumiendo que España no ha salido aun de una Economía basada en el sector Servicios, sin tocar ni de cerca la media europea de la Economía basada en el Conocimiento, las horas que trabajamos de media al año los españoles está muy bien. El bochorno patrio se materializa en la escasa capacidad innovadora y el impacto que tiene todo ello en la Competitividad, pilar para el relanzamiento económico y credibilidad de los Mercados.

Otro dato llamativo es el de la Inversión en Alta Tecnología en España. Ocupamos el puesto 25, de los 28 estados de la UE, solo por delante de Bulgaria, Grecia y Portugal. Si no se avanza, se innova, en tecnología punta, es imposible ser competitivo. ¿En qué innovamos entonces? Lo más común en nuestro país es invertir en tecnología actual o un paso por detrás. Pero al final la tecnología es únicamente la herramienta, la palanca que potencia la innovación realizada en otros aspectos de nuestra sociedad. El problema reside en invertir mal, en tapar una carencia sin resolverla.

Mientras no innovemos en cultura creativa, procedimientos, relaciones, estrategias organizativas y de negocio, no pasaremos de ser los "freaks" de Europa, donde somos los líderes en el índice de penetración en el mercado de smartphones con un 66%.

Asignatura pendiente, con todo el sentido de la frase, es la educación en Sociedad Innovadora. Potenciar, animar, guiar, tutelar a nuestra infancia en la cultura de ir más allá a lo conocido, plantear dudas sobre lo establecido, escuchar y debatir cualquier propuesta antes de descartarla. Como siempre, la mejor escuela es la familia y si nosotros mismos no somos innovadores personales, si en la empresa no podemos desarrollar esta inquietud y necesidad, nuestros hijos no percibirán jamás el potencial de desarrollo personal y social que nos ofrece la Cultura Innovadora.

1 comentario:

  1. En futbol somos los primeros en Europa (final champion 2013 / 2014). No puede ser que en lo demás seamos tan malos. ¿En qué fallamos? No me creo lo de 'aquí siempre se ha hecho así'.
    ¿No se deberá a prejuicios enraizados en la cultura carpetovetónica? ¿La desconfianza por naturaleza? La mentalidad del discurso del amo y el esclavo donde yo mando y tú obedeces, discurso abonado al peloteo y al mamoneo donde me quedo para que se me vea, donde se busca figurar y me preocupa menos ser productivo
    No lo sé la verdad pero deberíamos realizar una profunda reflexión pues algo nos frena y nos impide avanzar en esa dirección y necesitamos descubrirlo para que las nuevas generaciones puedan estar en primera línea de competitividad, creatividad e innovación.
    Saludos.
    Pablo.

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