El
Océano Azul de los negocios, la estrategia y especialmente en el
emprendedurismo, es la idealización de El Dorado de nuestros antepasados conquistadores.
Bajo unos patrones muy distintos, pero con la misma ilusión y determinación, unos y otros se sumergen en los avatares que sus autoimpuestos roles les designan. El objetivo es conquistar un espacio vital, dentro del mundo cambiante, que les transforme de meros espectadores en privilegiados actores principales de los nuevos modelos de vida y costumbres, cambiantes y rápidamente adaptables.
La
Innovación, como ya he trasladado en otros artículos, no es un foco único de
tecnología. Más al contrario, si no conseguimos que la Innovación impregne en
su totalidad la cultura organizativa, estaremos cometiendo uno de los errores
más comunes y fatídicos de nuestros tiempos: el desfase entre herramientas y personas.
Esta convivencia se consigue con planes formativos serios y decididos, así como
con un plan de cambio cultural integral. Ya, ya sé que no es sencillo, pero
ningún éxito relevante puede serlo. Lo único que importa es la dedicación, la implicación
y la sistemática estrategia guiada por manos expertas.
Uno
de los mecanismos que se utilizan en organizaciones avanzadas es el “Corporate
Venturing”. Se podría resumir en crear una “organización paralela” a la actual
con unos objetivos de transformación. El mecanismo permite la continuidad del
negocio actual, abriendo el plan de cambio de forma paralela, sin afectar a
éste pero introduciendo los nuevos modelos de manera analizada y comunicada.
Si
se decide abordarlo de forma interna, existen los riesgos de enfrentamientos
personales (rencillas), así como críticas y posicionamiento enfrentado de
aquellos que se quedan fuera del equipo “Innovador”, que pondrán “palos en las
ruedas” dificultando el avance. Nada de esto debe de resultar una sorpresa, de
lo contrario es que no se ha afrontado la estrategia de forma completa y real. La
ventaja que ofrece esta modalidad es que la aportación profesional se realiza
desde la propia organización, con lo que la impregnación de los cambios se
mantendrá una vez implantados.
Otro
modelo es el externo, utilizar personas ajenas a la empresa que eviten riesgos
personales y facilite la marcha del proyecto. El inconveniente es que la
transición será más compleja y no tendremos el apoyo y compromiso incondicional
del equipo interno.
Previo
al inicio del proceso de Innovación Corporativa son necesarias unas reflexiones
que aportarán valor y realismo. Para ello el Modelo de John Kotter aporta una visionaria manera de, en 8 pasos,
obtener un plan de transformación de la organización con éxito (no hace falta
recalcar que sin un claro liderazgo no conseguiremos nada, excepto perder el
tiempo y la complicidad del equipo)
La
Innovación no debe de plantearse jamás como un cambio radical. Si realmente es
lo que necesita la organización es mejor plantear un cierre planificado de la actividad
e iniciar en paralelo un nuevo plan de negocio que resulte en una nueva
organización, distinta a la anterior.
No
es posible (si realmente se espera que sea exitoso) iniciar un Plan de
Innovación si no lo comenzamos con un simple análisis, pero sincero, realista,
creativo y con dosis de arrojo, basado en el Océano Azul. Nuestro Océano
Azul, sobre el que se debe de forjar la Estrategia de la Innovación Corporativa, debe de girar sobre sus
cuatro eternos ejes: Incrementar, Eliminar, Crear y Reducir. Cada uno de ellos
centrado en el ámbito y modelo de negocio de la organización. Para afrontar
cada uno de los ejes se debe de combinar la efectividad del diseño con la
valentía en la toma de decisiones. No debe de temblar el pulso a la hora de
poner fecha de caducidad a procesos/personas/herramientas si el equilibrio
obtenido con el resto de factores es positivo y se alinea con las consecuencias
que se esperan de su puesta en marcha.
Una
vez descrito nuestro modelo innovador, es muy conveniente ponerlo a prueba a
través de experiencias e iniciativas de corto impacto pero de ámbito
representativo. Con estos indicadores iniciales podremos introducir cambios en
el modelo que, de otro forma, se hubiesen detectado durante la ejecución. Tampoco
nos debe de asustar la aparición de “problemas”, una vez tomada la decisión de
iniciar el Plan, nada debe de hacernos parar. Será necesario tomar decisiones
que modifiquen alguno de los parámetros definidos, pero jamás debemos de parar.
El fracaso es rendirse ante presiones internas o externas, personales o
grupales. Todo cambio deja daños colaterales que deben de ser asumibles y
cuantificables en la fase de diseño del Plan.
Nuestro
objetivo es un Océano Azul pleno de nuevas oportunidades y experiencias. Nuestra
obligación es hacerlo sobre una embarcación segura, moderna y con rumbo claro. Es
nuestra responsabilidad embarcar a los comprometidos en los puestos donde mejor
rendirán, dotarles de las mejores herramientas y administrar con inteligencia
las expectativas de los clientes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si así lo deseas, escribe un comentario sobre esta entrada. Estoy preparado para todo.