Lo
primero es dejar claro que no se trata de un tratado médico ni de química
aplicada… no me metería en esos charcos. Pero sí hacer unas breves referencias
a cómo afectan al Liderazgo una mayor o menor producción de estas dos
sustancias en nuestro organismo. Es sabido que el sonido del despertador
provoca un incremento de dopamina en el cuerpo
para activar los sentidos y provocar el despertar. Por el contrario, cuando nos
acostamos y nos relajamos comienza la producción de serotonina que causa relajación y permite ir “desconectando” para el
sueño.
Pero
estas sustancias no se producen únicamente en estas dos situaciones. Se trata
de una reacción vital que trabaja cada instante de nuestra vida y protege de
excesivos “altibajos” emocionales, equilibrando y matizando la relevancia que
daremos a diferentes situaciones diarias. Hasta aquí sería la teoría… la
práctica indica que cada cuerpo, cada persona tiene unos índices “base” de cada
sustancia que se verán incrementados por la producción individual o minorados
por la del contrario. Es decir, una persona será más excitable con unos niveles
base de dopamina altos y más calmada si la base de serotonina es alta. De
hecho, los deportistas de élite suelen tener unos niveles altos de serotonina base
que les permite controlar las situaciones límite a las que se enfrentan y tomar
decisiones más racionales que si no los tuvieran. Pero como todo en la vida,
hay que buscar el equilibrio y no son buenos ni excesos ni defectos.
El
primer requisito que se exige
a un Líder es el control, tanto propio como de su entorno. La serotonina
ejercerá un control en las reacciones inmediatas y la toma de decisiones
rápidas, sin dejarse apenas influir por condicionantes de gravedad,
importancia, urgencia y/o cercanía. Por el contrario la dopamina conseguirá
estar alerta, despiertos ante los agentes externos. Por lo tanto se podría
decir que:
Serotonina
nos otorga:
- Calma
- Análisis
- Resiliencia
Dopamina
nos ofrece:
- Euforia
- Espontaneidad
- Resistencia
Sumando
factores el equilibrio estaría en una “calma eufórica”, “análisis espontáneo” y
“resiliencia visceral”… o no. El equilibrio siempre
depende de hacia qué lado de la balanza se encuentre el peso del momento, del
equipo, del objetivo. El Líder deberá ponderar si se radicaliza hacia la
serotonina o hacia la dopamina, si el equipo necesita ser instigado con ideas o
calmado con reflexiones, si la situación requiere una decisión instintiva o
meditada.
La serotonina y la dopamina son dos elementos que debe de saber manejar el Líder con su equipo y entorno organizativo, debe de provocar su producción, debe de conocer los niveles “base” de cada uno de sus componentes y el resultado de la suma de todos ellos.
El
igual que existe un CI (Coeficiente Intelectual) Individual, y otro Grupal,
también hay que considerar el grado emocional del individuo y del conjunto del
grupo. Una persona puede inclinar al resto hacia su posición “base” emocional y
viceversa. Por ello el Líder debe de conocer y balancear los niveles
emocionales para lograr que el grupo avance con la carga que requiere el
momento. Aquí hace falta el instinto natural y el control individual y grupal.
No confundir dopamínico
con nervioso y serotonínico con pasota. Una cosa es la composición química del
individuo y otra su posición ante la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si así lo deseas, escribe un comentario sobre esta entrada. Estoy preparado para todo.