En
apenas 10 años hemos pasado de ver la Tecnología como un “mal menor” en muchas
empresas y organizaciones (se soportaba como un área de gasto improductivo sin
valorar su impacto real sobre el negocio) a alzarla hasta los altares como el
“Salvador de nuestro modelo” (parece que comprar una “startup” o utilizar sus
servicios obrará el milagro)… ni tanto ni tan calvo. Como ya he trasladado en
otros artículos, la Innovación Tecnológica, por sí sola y en modelos de negocio
en los que no es el foco primario, no convierten a una Organización en
innovadora. Simplemente se embarcan en un proceso Evolutivo de alcance limitado y habitualmente incierto. Somos
bastante proclives a pasar de un extremo al otro simplemente por leer algún
artículo o conocer un caso de éxito.
Invertir
en Tecnología sin provocar un nuevo paradigma en la Organización no
transformará ésta más que en la carcasa, condenando al contenido real a
continuar por su travesía por el desierto y desembocando en pérdida de dinero,
tiempo e imagen de marca en el mercado.